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Una visita inesperada (Capitulo 3)

“Sólo habían pasado tres meses escasos desde la destrucción del campamento exodita y, sin embargo, la joven eldar apenas recordaba los rostros de sus congéneres asesinados durante el ataque orko. La Naturaleza era un lugar peligroso y la muchacha no podía permitirse el lujo de sentir añoranza, todo su ser estaba concentrado en la supervivencia. La joven se agazapó detrás de los arbustos, llevaba toda la mañana persiguiendo a su presa, un Ry’lktep, un pequeño reptil herbívoro cuya carne era muy sabrosa y alimenticia. Ahora, la criatura se hallaba muy próxima a la trampa que la eldar había preparado. La muchacha se concentró, intentando penetrar en la mente de la criatura para confundirla y llevarla hacia la trampa. No le costó mucho esfuerzo, la mente de la criatura era muy primitiva y podía doblegarla con facilidad. Dirigió a la criatura hacia el lazo y una vez el Ry’lktep metió la pata en el nudo corredizo, tiró del cabo que sostenía entre sus manos y la criatura quedó suspendida. La eldar salió de entre los arbustos y sacando su pequeña daga, la única arma de la que disponía desde que su pistola shuriken se quedará sin munición, se acercó al reptil. Puso la daga debajo del cuello del animal y lo degolló. En otro tiempo estas prácticas le habían parecido brutales pero ahora no podía permitirse tener este tipo de remordimientos.”

- Vidente, ¿me estáis escuchando? – Lilith salió de sus cavilaciones y se encontró el rostro de Durell mirándola con preocupación.

- ¿Qué?... Lo siento Durell, me he distraído. ¿Qué me estabas diciendo?

- Señora, ¿estáis bien? Me preocupáis. – A la vidente le molestaban ese tipo de preguntas. Había sobrevivido a multitud de cosas incluso durante su infancia.
¿Por qué entonces se preocupaban tanto por ella?

- Estoy perfectamente Durell. Prosigue con… con aquello que me estuvieses contando.

- Estaba diciendo que los exploradores han encontrado señales de una expedición de los parientes oscuros cerca de aquí.

Una mueca de preocupación apareció en el rostro de Lilith, se alegró de llevar el yelmo puesto ya que así Durell no podía ver su gesto.
Lo que menos necesitaban ahora sus Lágrimas eran un enfrentamiento, el último intento infructuoso de salir de la Telaraña había desanimado a sus soldaos más que nunca, y con la moral baja no combatirían bien.

- Está bien, Durell. Dobla la vigilancia y di a los soldados que se mantengan preparados. Y a partir de ahora descansaremos sólo lo necesario.

- Sí, vidente.

Las Lágrimas volvieron a ponerse en camino. Lilith volvió a sumergirse en sus pensamientos. Se acordó de que, a pesar de la relativa calma del interior de la Telaraña, fuera se estaba librando una guerra, una guerra contra el Caos.
Se acordó del resto de fuerzas de Lágrimas negras, de que ahora estarían batallando contra el Saqueador y sus ejércitos. Y se acordó, por encima de todo, del maestro Ulthran, aquel bondadoso eldar que la había cuidado como a una hija y que la había iniciado en la senda del vidente. Supuso que ahora mismo estaría luchando e algún lugar de las proximidades del Ojo del Terror, sin embargo no se preocupó por él, el maestro era el eldar más poderoso de la galaxia y no caería fácilmente.
Siguió perdida en sus cavilaciones algún tiempo más cuando oyó un sonido muy débil, parecía el ulular de un pájaro, pero no había pájaros en la Telaraña.
Entonces lo reconoció, era el sonido que hacían unos motores gravitacionales.
Lilith asió con más fuerza a Alyothe, la lanza bruja de doble hoja que el maestro Ulthran le había regalado el día en que ella se convirtió en vidente. Al disponer de filo tanto en la parte superior como la inferior la lanza se podía usar al estilo de los antiguos bastones de entrenamiento. La vidente era una virtuosa en la lucha con esos bastones por lo que con Alyothe se volvía mortífera en la lucha cuerpo a cuerpo.

- ¡Soldados! ¡Preparados! – Los guardianes se detuvieron y cargaron sus catapultas shuriken. El consejo de videntes de Lilith se dispuso en un círculo protector alrededor de la vidente. Y la Vyper “Filo lunar” ascendió hasta el techo mientras el artillero buscaba un blanco sobre el que descargar su lanza brillante.
En ese momento, por una de las ramificaciones de la Telaraña apareció una nave, no tenía techo y subida a ella había unos veinte guerreros de los oscuros con sus armaduras llenas de pinchos. El Incursor se hizo a un lado y otros dos aparecieron por el mismo túnel. Los Incursores lanzaron una serie de garfios desde la borda que atravesaron a algunos guardianes por el pecho con pasmosa precisión. Entonces un haz de luz recorrió el túnel, la Vyper había disparado y uno de las naves de los oscuros estalló.

Los otros dos Incursores activaron sus motores se pusieron por encima de las Lágrimas y los guerreros empezaron a bajar de ellos. El consejo de videntes con Lilith a la cabeza se acercó corriendo hacia uno de los grupos de guerreros enemigos. Lilith lanzó una llamarada psíquica que desintegró a cuatro de ellos, y trabó combate con un quinto guerrero al que decapitó con un rápido movimiento de Alyothe. Su consejo acabó con el resto de oscuros de ese grupo y rodeó de nuevo a la vidente.

Los guardianes negros lanzaban descarga tras descarga de sus catapultas shuriken y cuando los soldados enemigos se acercaban a distancia de combate en cuerpo a cuerpo, los guardianes se retiraban hacia atrás mientras los llamados guardianes de asalto, entrenados en combate con arma blanca, se lanzaban hacia los guerreros y los remataban.
Las banshees, la escuadra de espectros aullantes, luchaban con un grupo de brujas de los oscuros.

Lilith vio como un Incursor se acercaba a la Vyper que en es momento estaba intentando derribar a otra de las naves enemigas. No podía permitir que la “Filo lunar” fuera destruida, la vidente asió su lanza en posición de disparo y la lanzó. Alyothe pasó a escasos centímetros de la cabina de la Vyper y atravesó limpiamente el fuselaje del Incursor que reventó desintegrando a los guerreros oscuros que habían quedado dentro para poder disparar sus armas sin complicaciones.

Alyothe volvió a las manos de su dueña. El consejo siguió adelante acabando con todos los soldados enemigos que se encontraban a su paso. En ese instante, Lilith vio al comandante de los oscuros protegido por su escolta de Íncubos. La vidente se dirigió hacia él, seguido por Durell y el resto del consejo.
El consejo se abalanzó sobre los guardaespaldas. Lilith buscaba al Arconte. Se acercó a él, este llevaba un mandoble negro que parecía absorber la luz. Los dos se quedaron mirándose, midiéndose y esperando que el otro atacara. El Arconte atacó primero con golpe dirigido a las piernas de la vidente, Lilith paró el ataque con la parte inferior de Alyothe mientras con la superior atacaba el rostro del oscuro. Este dio una voltereta hacia atrás apartándose del filo letal de la lanza. Siguieron así durante unos minutos, sin que ninguno se pudiese con el otro. Finalmente, Lilith encontró un hueco en las defensas del Arconte, Alyothe penetró en sus defensas, atravesó la armadura, la carne y al oscuro en su totalidad. La punta de la lanza salió por la espalda del Arconte.

Lilith alzó la vista y miró a su alrededor, habían ganado la batalla pero a un alto precio. Veinte eldars habían muerto, el propio Al-Kadian perdió la vida al estrellar su moto contra el último de los Incursores en un intento de derribarlo. Lo había conseguido pero a cambio de su vida.

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